Otro otoño que llega y yo sigo aqui, agostada en mi sequía mental.
Por eso repito la entrada del pasado año en este mismo día.
Fecha que cumplo la friolera de 68 años. Besos y abrazos para todos los que seguís
ahí.
Y llegó con el otoño recién estrenado.
La hora no tuvo
importancia, solo le hablaron del día
cuando alegraba aquel
hogar con su llanto.
En esa época del año cuando el sol se apaga conspirando con
pinceles
para pintar los bosque entre rojizos y ocres
cubriendo el suelo con su mullida alfombra
Y fueron cayendo otoños como cayeron hojas del árbol.
Y se acostumbró a sentir los suspiros de la vida
con lagrimas en los ojos lo mismo que el primer día.
Y hoy siente la grandeza en este otoño dorado.
Esta bonita estación que una vez llegada a ella
queremos saborearla
recordando lo vivido.
Sintiéndonos afortunados de poder contar
lo bueno y malo que nos
haya acontecido
a nuestro paso por
tantos y tantos otoños.
Al final seguir aquí
es lo que realmente importa.
Rafaela