Los primeros vestigios humanos en la provincia
de Cuenca se remontan al Paleolítico
Superior entorno al 90.000 a. C. En la conquista de los musulmanes se construye
la fortaleza Qunka, aprovechando su situación
estratégica como emplazamiento defensivo
de la Serranía. Esto y mucho más se puede encontrar buscando en su historia.
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Imagen tomada de Internet. |
Lo mismo en la ciudad, como
en su Serranía. ¡Cuenca encanta!
Hablo de una ciudad de época medieval de un
atractivo especial para todo el que la visita, por mucho que se quiera contar
de ella lo mejor de cuenca nunca se podrá describir con palabras, porque
Cuenca hay que descubrirla por uno mismo, hay que pasearla y admirarla en toda
su extensión. Es una ciudad de continuos contrastes, desde pasear por sus callejuelas y rincones donde
encontraremos un gran patrimonio religioso que nos llevara continuamente a lo
misterioso de su pasado, o al mismo tiempo poder admirar la naturaleza de un
entorno inigualable como si se tratase de una autentica postal.
Por algo fue nombrada Patrimonio Mundial por
la UNESCO en el año 1996.
Su casco antiguo se encuentra en una orografía
montañosa abrazada por dos ríos el Jucar y su afluente el Huecar. El barrio de
San Martin esta situado en la Hoz del Huecar, unido por el puente colgante de
San Pablo con el Parador de Turismo, antiguo convento llamado también de San
Pablo, desde el cual tendremos una espectacular panorámica de las casas
colgadas que se muestran airosas de mantener su gran porte sobre el margen
rocoso de la misma Hoz sin vértigo de asomarse al precipicio sobre el que
fueron construidas hace cientos de años. Las dos casas más antiguas datan del
siglo XIV, en su interior se encuentran,
el Museo de Arte Abstracto y el famoso restaurante que lleva su nombre, El Mesón
Casas Colgadas, donde podemos degustar la comida tradicional de la zona y a la
vez disfrutar de las maravillosas vistas que nos ofrece la Hoz de Huecar.
Un paseo bordeando el parque del Huecar para
poder apreciar los restos de la antigua muralla, ésta, junto con sus casas
construidas en la zona rocosa de las hoces, hacían de la ciudad una fortaleza inaccesible.
En aquellos tiempos tenia seis puertas y tres portillos que la comunicaban con
el exterior, en la noche eran cerradas a cal y canto para protegerse de
posibles ataques.
En la noche, el mirador de La Torre Mangana en
la zona del casco antiguo nos hará
disfrutar de una de las vistas más impresionantes de la ciudad de Cuenca, que
dejándose llevar por la panorámica iluminada
y su magia nos ofrece una imagen pintoresca llena de encanto y brujería.
Algo de lo que Cuenca se siente
orgullosa es de ser conocida como una ciudad muy religiosa, por lo tanto nos
encontramos con cantidad de iglesias y
conventos cargados de historia. Hoy en día convertidos muchos de ellos en magníficos
hoteles.
También puede presumir de su Semana Santa declarada de Interés
Turístico Internacional, sus numerosas procesiones son todas dignas de ver. Junto
con el festival de la Semana de Música Religiosa se convierte en un gran atractivo
para el turismo religioso.
En la madrugada del Viernes Santo podemos ver
una de las procesiones más emblemáticas de la Semana Santa conquense llamada de
Las Turbas que sale de la Iglesia del Salvador. A esta procesión acuden miles de
nazarenos de las distintas hermandades para acompañar con un gran estruendo de
tambores y clarines desafinados, escenificando las burlas que sufrió Jesús
camino del Calvario.
Otra procesión que llama la
atención es la del Santo Entierro en la noche del Viernes Santo, destacando en
todo su recorrido por su silencio. Sale de la Catedral cruzando la Plaza Mayor
y baja serpenteando por calles todas ellas inclinadas, que vista desde la parte
baja de la ciudad, le da en la noche una imagen típica del Medievo de un
atractivo inigualable.
Lo mismo durante el día como
en la noche Cuenca es mágica y misteriosa.
¡Además si puedes, quédate
unos días! Saldrás impresionado de esta ciudad y repleto de sensaciones
vividas.
Rafaela.