viernes, 24 de abril de 2015

LA VIEJITA



Todos comentan al verla.
 ¡Camina rumiando recuerdos
arrastras por el asfalto!
Solo vive de añoranzas
llevando el peso a la espalda
de toda una vida andada.

Tuvo una feliz infancia,
 si alguna vez se sintió triste,
echaba al vuelo su alma, y  cantaba,
 cantaba, y soñaba,
que entre pájaros volaba.

Y pasó por los senderos sembrando,
 y rodó por la corriente
 como guijarro en el río.
 En algún recodo tropezó y también lloró.
Pero al ponerse de pie
sin miedo a la tempestad,
mas fuerte se levantó

Tiene triste la mirada
y su corazón alegre,
es lo que dicen de ella
cuando ven como supera
avatares día tras día
saliendo fortalecida.
Es feliz con sus arrojos
mientras cuenta sus hazañas.


Rafaela.


  

domingo, 19 de abril de 2015

MI VIDA EN CONQUISTA


Cuando llegué a Conquista (empezando la adolescencia) todo era nuevo para mí, acostumbrada al silencio y la tranquilidad del campo, en el pueblo todo era un movimiento de gente, el trino de las golondrinas en las ventanas al amanecer, el sonido de los carros por las calles, la estación con el paso de trenes y automotores de la época, comercios y bares, la Iglesia en domingos y días de fiesta. Una perspectiva de vida totalmente distinta a la que habíamos vivido hasta entonces. Supongo que nuestros padres pensaron que seria lo mejor para todos.

La casa era grande y bonita, por lo menos me lo parecía en aquel tiempo. La planta baja era tienda de comestibles, muchos balcones en la planta primera, y termina en una azotea desde donde se puede ver todo el pueblo. Esta azotea, la fachada principal, y un grifo de agua corriente en el patio fue lo que mas me gusto al llegar. (Naturalmente era algo a lo que no estábamos acostumbrados)
Ya quedaban atrás las buenas lumbres en la chimenea, ahora para cocinar teníamos cocina de gas y para calentarnos brasero de picon.

Creo que llegamos en primavera, recuerdo haber pasado unas fiestas que seria San Gregorio, estas se celebran el 9 de mayo.
En estos días de feria conocí a mis primeras amigas. Podía nombrar muchas, pero ahora recuerdo a Manoli de la estación, así es como la llamábamos por entonces. A ella le encantaba leer, y pasaba por mi puerta para cambiar los tebeos, pero antes me los dejaba a mí, con lo cual el entusiasmo por la lectura que yo tenia, aumentó hasta tal punto que tenia que esconderme de mi hermano. (El decía que los tebeos me hacían imaginar príncipes que no existían en la realidad) Un mes después fue una buena manera de pasar mis ratos cuando tuvimos que guardar luto. “En aquellos años el luto por una madre era muy riguroso”

Pasaron algunos meses y a Manoli deje de verla, otras amigas me dijeron que se marcho a Madrid. Nunca más nos vimos en 50 años, hasta el año pasado que volvimos a encontrarnos gracias a Internet. Ahora su nombre es Manuela, me resulto un poco difícil dar con ella, al no acordarme de los apellidos, la reconocí en una foto, y la alegría al saber la una de la otra fue inmensa.

Al marchar Manoli, quedaron otras amigas, Maria Gloria, Luisa, Manolita, Isidora, Catalina, y alguna mas que olvide los nombres, todas ellas nos acompañaron en muchos momentos cuando no salíamos de casa.
Durante el día iba a coser a casa de la tía Vitoriana, o donde la vecina Maria Juana, luego también estuve bordando con Maria Gracia, y cuando anochecía a casa de la abuela Josefa a dormir, así fue durante el primer año. Por el miedo que teníamos de estar en casa, durante el día ya se pasaba mal, pero aun peor cuando llegaba la noche.

Como el luto se hacia eterno, ni los tebeos de Princesas, ni del Capitán Trueno o Roberto Acazar, era suficiente para ocupar la mente de una juventud que no se detenía. Me busque una excusa para poder salir. La Iglesia fue mi salida, los Domingos a misa, y todos los días al Rosario, y si había alguna misa de difuntos tampoco me la perdía. De esta manera me aprendí los misterios del rosario y las oraciones sin ningún problema.

Repasaba con la mirada una y otra vez la imagen de Santa Ana con la Virgen niña, la de San Gregorio, todos los rinconcitos del altar, hasta que al final los ojos se paraban en los dos monaguillos que ayudaban en la misa, sobretodo miraba a uno en especial, y creo que él también me miraba. Seria porque ellos eran de la misma edad, que las dos o tres amigas que íbamos "ese era nuestro entusiasmo de tanto ir a misa"

Todas las demás eran señoras mayores, mas el cura y el sacristán. ¡Entonces creo que tenía su lógica, mirar al cura era mas aburrido!

domingo, 12 de abril de 2015

LA TITA CONSUELO

Imagen de Internet


 Siguiendo con los recuerdos de La Raña, o lo que es lo mismo el cortijo de la Abuela, no podía olvidar a la tía Consuelo. Ella era la persona mas cariñosa y con mayor paciencia para con los niños, a la vez la encargada de poner orden a tanta chiquillería que sobretodo en los veranos nos juntábamos en el cortijo. No solo éramos primos también algunos niños de cortijos cercanos, les gustaba pasar los días con ella. (Aun hoy en el pueblo los niños por la calle la llaman abuela Consuelo y la paran al verla pasar para darle un beso)

Durante el día con el bochorno típico de los veranos del sur, sobretodo las niñas no salíamos del cortijo, ya intentaba Consuelo darnos algún entretenimiento como podía ser enseñarnos punto de cruz o bordados. (Siempre hay que estar haciendo algo de provecho, nos decía).


Pero al caer la tarde era el momento de ir a la era que estaba en plena actividad, los carros llegando con el grano, los hombres trillando y los chavales como si se tratase de caballitos de feria haciendo cola para que nos dieran vueltas y mas vueltas subidos al trillo.

En la noche nuestra ilusión era dormir en la era o "Posada de las Estrellas" como le llamaba Ella, eso si, siempre encima del carro. Pues la tita le tenia miedo a toda clase de bicho andante. (Su valor le tenia que echar sabiendo que por la noche bajaban lobos de la sierra)


Parece que la estoy viendo sacar los colchones de lana y alguna manta para la madrugada, subirnos al carro y empezar a jugar al veo- veo, mirando 
ese hermoso cielo tan claro y limpio, jugar a contar estrellas, enseñarnos a encontrar la Osa Mayor o Carro, y el Camino  de Santiago. Otras veces contarnos cuentos hasta que nos dormíamos. 

Cuando en algún momento se oían ladrar los perros, la tita para tranquilizarnos, alzando la voz recitaba el "Poema de la loba parda”

Dejo aquí una estrofa del poema, para no hacerlo tan largo.


“Andad, perritos por ella,
si me entregáis la pellica,
la cena tenéis ganada,
siete calderos de leche
y otros tantos de cuajada.”

Cuando tocaba lavar la ropa era estar todo el día en las Pozas. Para llegar a este lugar que estaba junto a la sierra, había que ir con la burra cargada con la ropa sucia y cuatro cantaros, para la vuelta traerlos llenos de agua (el agua de las Pozas era de lo mejor que había por la zona). Había una alberca unas  pilas y un pozo, este tenia unas tablas colocadas de tal manera que en medio quedaba el hueco suficiente para que pasase el cubo de cinc, con una soga atada al asa el cubo serbia para sacar el agua. Tenía su arte esto de echar el cubo al pozo, si no le dabas un pequeño vaivén a la soga no conseguías llenarlo. Este tenia que caer al agua un poco de lado o boca abajo y al darle el movimiento se llenaba.


Lavar la ropa blanca se hacia en tres tiempos, primero frotar con el trozo de jabón en la ropa, luego frotabas bien con los puños y terminabas plas, plas, plas, dando unos golpecitos en la piedra haciendo esto repetidas veces hasta que la mugre desaparecía. Después se le daba el segundo “ojo” se le llamaba así a una segunda agua haciendo el mismo procedimiento. Luego se ponía a solear, regando con agua cada cierto tiempo, para después aclarar con abundante agua, poniendo en el ultimo  aclarado el “azulete” este era imprescindible, mas o menos como hoy el suavizante, y por ultimo a secar. 

Cuando volvíamos al cortijo la ropa iba seca y doblada.

Así como si fuese un juego la tita me enseñaba a lavar, a doblar las sabanas, a bordar y a tantas cosas cotidianas de la época.


                 
                                     
Tita, siempre has sido el ejemplo que yo quise seguir, ejemplo de sencillez y forma desinteresada de dar cariño a todos los que nos hemos acercado hasta ti cuando te hemos necesitado.

 Ahora en este tiempo te toca recibirlo, te toca disfrutar de los tuyos que son muchos, te quieren y tienes la gran suerte de tenerlos cerca.

Te quiero. 

Rafi.