jueves, 30 de marzo de 2017

DOMINGO DE RAMOS

Como se acerca el Domingo de ramos, hoy voy a repetir aquella entrada que escribía un 30 de marzo, justo hoy hace cinco años.  
En ella recordaba aquellos años del pueblo. 

          



Aquella muchacha soñaba que llegara la hora de la procesión. Al día siguiente era el Domingo de Ramos y Conquista se preparaba para vivir el inicio de  La Semana Santa.


Ese domingo era costumbre de estrenar algo que algunas veces podía ser vestido nuevo (Luego serviría para  fiestas muy señaladas. Entre otras la del Corpus Christi o la fiesta  de Santa Ana el 26 de Julio.) Pero aquel año la joven tenia que conformarse con el mismo que venia usando una y otra vez cada domingo.

El vestido negro ya estaba preparado, lavado y planchado, las medias también negras (Nada tenían que ver con las de la época Ye-Ye, que se estaba viviendo en aquellos años. Ya le hubiera gustado a ella…)

Un día de fiesta en el pueblo era esperado con impaciencia, siempre era un motivo para salir de la rutina. Las calles se llenaban de gente que acudían de los cortijos cercanos vistiendo los mejores atuendos de que  disponían, quizás guardados para lucir en un día tan señalado como era el Domingo de Ramos.

El sábado día anterior al evento, trascurría más o menos feliz. Un grupo de chicos y chicas jugando en mitad de la calle justo enfrente de la casa, unos jugaban al fútbol, otros a la comba, sin problemas de coches ni de espacio. De lo único que había que estar  pendiente, era de escuchar el ruido potente de una moto (era una Yamaha) la moto de su padre se oía desde lejos,  daba tiempo de entrar en la casa y disimular que los juegos de la calle tenían algo que ver con ella.
 Aquel día no hubo que correr por escuchar la moto, la fatalidad quiso que un mal paso terminara en la torcedura de un tobillo y además  con la mañana de juegos de aquella pobre chica. No es que un medico diagnosticara si se trataba de un esguince o rotura (entre otras cosas  porque nadie se enteró de nada, no podia decir que estaba jugando en la calle) Había que aguantar aquel dolor intenso al intentar apoyar el pie en el suelo que solo se calmaba un poco poniéndolo en alto. Sin ningún tipo de calmante paso la noche pensando en el milagro de que al día siguiente todo hubiera desaparecido.

 La mañana del domingo amaneció de un sol radiante, las campanas de la Iglesia daban el último toque para la misa. Ella, por mas que lo intentaba no podía ponerse de pie sin sentir esa sensación de hinchazón y desgarro que le subía por la pierna.
Como siempre las amigas pasaron a verla, pero al igual que tantas veces quedo de nuevo sola, mirando por aquellas ventanas que le servían de contacto con el exterior.


 Desde su mirador vio  pasar la procesión de las Palmas. Las niñas con sus vestidos y zapatos nuevos, con su ramita de palma o de olivo en la mano, cantando canciones acompasadas por la banda de música. Todo el mundo ajeno a la pena  y el  gran desconsuelo que sentía ella, al ver frustrado su día de fiesta.

Que difícil es poder imaginar el dolor de su alma. ¿Porque tenia que ser tan cruel la vida con ella? El pie dolía, pero más grande era el dolor de no poder estar entre las amigas cantando el “Hosanna en el Cielo” ¡Había esperado con tanta ilusión ese domingo!

No fue solo la Semana Santa sin poder salir, hubo muchas más semanas como aquella, con el dolor y la incertidumbre de saber si algún día volvería  a ponerse unos zapatos y poder caminar normalmente.
Por suerte como el tiempo cura todos los males, su pie quedo como nuevo sin más medicina que esa, la del paso del tiempo.
          

Rafaela.


                

sábado, 25 de marzo de 2017

¡HABLA DEL PUEBLO!

           

Me dicen que hable de ti,                  
que cuente de tus historias
cuando junto a ti empezaba
una vida regalada.

De la noche a la mañana,
la niña que fue feliz
se tuvo que hacer mujer
con un desgarro en el alma

¿ Dime que puedo contar?
si la risa me faltaba
si solo me regalabas
 noches oscuras y largas.

Nadie debería estar triste 
en años de adolescencia,
cuando en plena juventud 
la vida te corta alas.

Parece que no hay mañana
y piensas que todo acaba
cuando se va de tu lado
todo lo que mas amabas.

Amanecer con desgana
era el pasar de las horas,
dejando frágil  tu cuerpo
sin dar importancia a nada.

¿Dime que puedo contar?
Si solo pensar en ti me ahoga.
Si no había un rayo de sol
que iluminara mi alma. 


Rafaela.





viernes, 10 de marzo de 2017

PRIMAVERA, VEN.





¿Donde estarás primavera

 que tardas tanto en llegar?



 Quiero tu luz y tus flores

 que llenan de amor la vida.

 y alijerando las penas

vas recordando alegrías.



 Niños jugando a la comba,

en tardes de algarabía.

 Y madres tomando el sol

 en la puerta de su casa

 mirando a la lejanía.



 Quizás esperando el pan

 que sus hombres les traían.

Mientras hilvanan recuerdos

 remendando cicatrices

 de su deshojada vida.



No les faltará ilusión

ni les faltará la risa,

guardaran aquel abrazo

dentro de su corazón.

Rafaela.

jueves, 2 de marzo de 2017

ME GUSTA ESCRIBIR.







¿Que desde cuando escribo? Desde que conocí Internet.
Es algo que me suelen preguntar cuando se enteran que tengo un blog. 
Desde que aprendí a leer y a escribir hacia dictados, redacciones de todo lo que leía. Pero pienso que lo hacia porque había que hacerlo y punto. Era la obligación que teníamos cuando éramos pequeños. Nunca fui consciente de que además de hacerlo, también me podía gustar.

Luego de adolescente me gustaba escribir cartas a las amigas. Más tarde cartas de amor, todos los días escribía una. De los 16 años a los 20, escribiría montones de cartas, me encantaba contar mis cosas, mis penas y alegrías que en aquella época iban mezcladas a ratos y tenía mucho de todo.

Pasaron los años y vinieron los hijos, uno detrás de otro. Hasta tres. Desvelos Trabajo. En fin, otras preocupaciones ocupaban mis días. No me quedaba tiempo con tanto trajín para dejar mis recuerdos plasmados en un papel. Hasta creo que se me olvidó escribir. 

Con los años llega la tranquilidad y las ganas de hacer cosas distintas, algunas ya olvidadas vuelven  a la memoria. Los recuerdos de tantos años vividos afloran a tu mente y quieres contarlos a hijos y nietos, hasta que se cansan de escuchar tanta historia.
Entonces fue cuando conocí Internet y comprobé que las  nuevas tecnologías me podían ayudar mucho a guardas mis vivencias. Sobretodo a la hora de borrar y rectificar era más cómodo.
Y aquí estoy, atesorando vivencias y recuerdos, para todo el que quiera pasar por mi jardín de relatos. Unos son trocitos de vida, y otros mezclados con algo de invención.   Y lo más importante disfrutando en mis años de vejez con algo que me gusta.
 Porque hoy puedo decir con toda seguridad. “Si esto que hago se llama así”. Me gusta escribir.


Rafaaela.