jueves, 27 de junio de 2013

ELLA YA ME OLVIDO

Llega el calorcito y con él las pocas ganas de estar mucho tiempo dentro de casa, y si no tenemos ganas de estar dentro, menos tendremos de sentarnos ante el ordenador, con lo cual el tiempo para escribir se acorta, nos da pereza hacer visitas, y sin visitas faltan comentarios, sin comentarios parece que nos distanciamos cada día mas aunque nos acordemos unos de otros.
 Así siento el verano, un tiempo para disfrutar de otras muchas cosas sin olvidarnos de que los blog amigos siempre estarán con nosotros allá donde estemos.

¡No! no me voy, todavía sigo por aquí algún tiempo más. Estaba pensando en voz alta lo que me suele pasar en verano.  
Besos y abrazos por  no olvidarme.

Os dejo este clásico de Leonardo Favio.




       

viernes, 21 de junio de 2013

LA ESCRITORA Y EL ENTERRADOR



Y por fin, como muchos esperábamos llego  el día 19 y en la librería http://mujeresycialibreria.blogspot.com.es/fue la presentación del libro  http://laescritorayelenterradoryotrosrelatos.blogspot.com.es/ de Jone Miren Asteinza.

Chelo de la Torre nos contaba como junto a Asun- Mascab, habían preparado el evento que resultó ser muy emotivo, ya se notaba el cariño y la dedicación que habían puesto ellas dos.      
La librería es pequeñita, me decía Chelo cuando me invitaba. No fue esa la impresión que daba, ya que encontramos una librería preciosa, además del ambiente acogedor que se respiraba dentro de ella, estaba repleta de corazones amigos escuchando emocionados la voz de Miren hablándonos de su libro.
Al terminar, Miren firmaba libros con cariño y nosotros algunos blogueros nos presentábamos y nos dábamos los abrazos que nada tienen que ver con los que nos damos virtualmente tan a menudo.
El  primer abrazo fue de Chelo, luego de Mascab, mas tarde fue a Miren cuando me dedicaba el libro. Mi abrazo iba junto al deseo de que tenga todo el éxito del mundo en la aventura que ha comenzado.
Luego siguieron los abrazos a Francisco Espada y Pepita, Ángeles y Antonio, Felipe y señora, y tantos más que no recuerdo sus nombres.
Fue una tarde noche que recordaremos siempre junto con los éxitos de Miren. 
Gracias a Miren y su libro de relatos todo esto fue posible.   
  






martes, 18 de junio de 2013

LA ROSA


Fieles a la cita de cada año aparecen las rosas en el jardín.
Blancas, amarillas, rojas o de color rosa compiten entre ellas día tras día, ofreciendo su colorido y aroma.Tan delicadas y suaves, merecen ser respetadas hasta que se marchitan.


Pocas veces fui capaz de cortar un ramo. Si alguna vez lo hice para regalar, seguro fue para alguien muy especial. (Siento un no seque al cortarlas). Me gusta ver su ocaso en su a hábitat natural después de haber disfrutado sus días de bello esplendor. 
La rosa no luce en mejor jarrón que en el propio rosal. Con su porte elegante conquista el jardín, rodeada e imitada por pequeños capullos que la precederán para tornarse en la aterciopelada futura rosa.   

Podemos ver rosas preciosas en floristerías. Nos pueden regalar un ramo de lo más primoroso, pero nada se puede comparar a poderlas admirar al natural en su rosal mecidas por el viento, iluminadas por los rayos de sol o en la mañana bañadas por gotas de roció, descubrir como cobijan entre sus pétalos a los variopintos insectos que atraídos por el intenso perfume se alimentan de su néctar.

 Observar las rosas en su entorno natural puede ser un placer para mentes sensibles, tan relajante a veces  como un baño preparado con sus delicados pétalos.            




lunes, 10 de junio de 2013

LA NIÑA RUBIA

El matrimonio aquel no tenia hijos, por ese motivo María no era feliz, su vida transcurría monótona y obsesionada con la idea de tener niños.
Imagen de Internet
Su marido tenía tierras y ganado que con ayuda de jornaleros lograban buenas cosechas. Tampoco a la señora le faltaba una criada para lavarle la ropa y ayudarle en el cortijo.
María tenía todo lo que mucha gente de su entorno en aquellos años 50 le podía envidiar. Cuando a su alrededor todos pasaban fatigas para conseguir un jornal, ella se podía permitir el lujo de usar cremas para la cara, el Visnú, los perfumes y muchas otras cosas prohibidas por la escasez de la época para las demás mujeres.

Su cara muy blanca por las cremas o polvos que usaba, el pelo muy largo y liso, de un negro brillante pringoso (contaba ella que lo cuidaba con aceite de romero) la impresión al ver su aspecto resultaba un tanto extraño en aquel mundo bucólico en el que vivían en medio del campo. El matrimonio no le gustaba relacionarse con la gente de la zona, salían de casa solo lo imprescindible.

María solo se ocupaba de ella pensando la forma de llenar ese vacío que sentía al faltar ese hijo tan deseado. No podía entender porque le había tocado la desgracia de no tenerlos cuando todas las demás mujeres tenían tres, cuatro, cinco, incluso más.
No muy lejos de donde vivían había un matrimonio más joven que ellos que tenían un niño y una niña. Desde que nació aquella niña, María se encapricho de la pequeña. según la veía crecer le parecía una princesita, con ese pelito tan rizado y rubio. Justo la hija que ella hubiera deseado tener.

Como dicho matrimonio tuvieron años después otra niña, María empezó a soñar pensando que podía ser la ocasión de pedir la pequeña a sus padres, supuesto ellos tenían ya otra, no les importaría dársela. Según lo venia pensando se lo expuso al matrimonio vecino, a la niña no le faltaría de nada, la tendrían cerca para verla todos los días y en su casa podía vivir con todos los caprichos que en esa humilde casa no podían darle.
Como era de suponer aquellos padres amantes de sus hijos recibieron esta propuesta como una locura de aquella señora caprichosa que pensaba conseguir todo con su dinero. Dijeron un no rotundo a tanta insensatez. Cuando alguna vez insistía en hablar del tema, ellos lo dejaban pasar, como que la mujer no estaba bien, como si les diese pena de su mente obsesiva. Solo le respondían ¿Pregúntale a la rubita?

Sin embargo ella no se daba por vencida y no dejaba de acosar a la pequeña, con palabras como ¡Estarás muy bien, vente conmigo! ¡Mira que tengo guardado, para cuando te vengas! La niña no hacia caso, solo entendía lo molesto que resultaba oír su cansina cantinela cada día que se la encontraba.

Después de 4 o 5 años, la obsesión de aquella pobre mujer no desaparecía; un día tuvo la ocasión de enseñarle a la pequeña las cosas que había perdido al no irse a vivir con ella. Le tenia una bonita habitación toda de rosa, con alguna muñeca, un reloj de oro además de una medalla y muchos cuentos. Esa fue la última vez que la niña la visito. Le dio tanto miedo, que llego a pensar que un día la encerraría en su casa.

Ni siquiera los cuentos podían llamar la atención de la pequeña que ese día fue consciente de lo que pretendía la señora. Quería separarla de sus padres y hermanos. Además, desde ese momento, también empezó a tener desconfianza de los pensamientos de sus padres. ¿Por qué no habían parado las ilusiones de aquella mujer? Tuvo que pasar algún tiempo sin verla, para que la pequeña no sintiera el temor de que la iban a separar de su familia.

Algunos años despues, aquella habitación fue ocupada por una jovencita adolescente, que colmaría la dicha de María y la tranquilidad de la niñita rubia.

domingo, 2 de junio de 2013

LA YEGUA

Empezaré por repetir algunas entradas que tenia casi olvidadas en el otro blog. Estoy tan desanimada que no se me ocurre nada nuevo que escribir.
                             
                                  LA YEGUA 

La yegua de la casa era un animal noble y dócil, era muy querida por todos pero sobre todo por los más pequeños, ella lo sabía, por eso nunca movía una pata si estaba cerca algún niño. Le podían cepillar el lomo, la tripa, incluso hacerle trenzas en la cola o en la crin, que el animal no se movería hasta estar segura que el niño se había retirado de su lado.

La mas pequeña de la casa siempre compartía con ella todo lo que comía, lo mismo le daba pan, que un tomate o un pepino, así tenia ganada su confianza, tanto que a la hora de montar solo tenia que agarrarse a la cola y gatear por sus patas para encaramarse a su lomo.
El agua quedaba lejos, por ese motivo costaba trabajo acarrearla, había que hacerlo con la yegua, empezando por ponerle el aparejo, ciñendo bien la cincha y colocando las aguaderas para poder llevar cuatro cantaros, además no se podía olvidar un cubo, el cubo era parte importante en este menester (Luego sabremos el misterio de este cubo) Como los mayores tenían muchas otras ocupaciones la tarea de traer agua la podían hacer los más pequeños, cosa que se tomaban estos como un paseo entretenido.

Las dos pequeñas se montaban en la yegua y como si fuesen de romería cantando a dúo, alegraban los campos y caminos por donde iban pasando. La gente de los huertos al oírlas ya sabían que era la manera que ellas tenían de no tener miedo a nada, ni a nadie, estar siempre juntas y cantar para ahuyentar los bichos y animales que podían cruzarse en su camino. De las dos, la más pequeña era la menos miedosa y la mas atrevida tratándose de ir sobre la yegua, por eso cuando se cansaba de ir sentada, se ponía de pie en cima de la yegua empezando a bailar (todo esto sin parar de andar) de esta manera la actuación se hacia mas interesante y atractiva. El animal se movía con sumo cuidado, bien parecía que se diera cuenta de la inocencia de las chiquillas cuidando sus pasos para que no les pasase nada.

Si el agua era para la casa se iba a la fuente que había en la estación, si era para los animales podías traerla de las charcas en las graveras de las minas. Aquí es donde se hacia imprescindible el cubo (para las pequeñas hubiera sido imposible llenar los cantaros sin el) en la fuente, la que estaba en el suelo, ponía un poco de agua en el cubo y se lo daba a la que estaba encima de la yegua y así iban llenando los cuatro cantaros, si había que hacerlo en las charcas lo mejor era meter el animal en el agua que le cubría hasta la panza, de esa forma desde arriba solo tenían que alargar el brazo con el cubo para coger el agua y luego vaciar en el cántaro.
Todo esto lo hacían sin prisas, entre cántaro y cántaro se pasaban el tiempo mirando los animalillos del agua, los llamativos avioncitos en los juncos, los zapateros, esos insectos tan curiosos que se movían tan rápidos y nunca se hundían, lo mismo intentaban coger una rana, un renacuajo, o simplemente hacían planear un piedra tirándola sobre el agua contando cuantos saltos daba sobre ella.
Mientras tanto la yegua aguantando con las patas en remojo en medio de la charca. Si hubiese podido hablar la pobre yegua la de veces que hubiera dicho que ella no era un juguete, que era un animal, solo que tenia inteligencia y mucha paciencia con los niños.