Empezaré por repetir algunas entradas que tenia casi olvidadas en el otro blog. Estoy tan desanimada que no se me ocurre nada nuevo que escribir.
LA YEGUA
La yegua de la casa era un animal noble y dócil, era muy querida por todos pero sobre todo por los más pequeños, ella lo sabía, por eso nunca movía una pata si estaba cerca algún niño. Le podían cepillar el lomo, la tripa, incluso hacerle trenzas en la cola o en la crin, que el animal no se movería hasta estar segura que el niño se había retirado de su lado.
LA YEGUA
La yegua de la casa era un animal noble y dócil, era muy querida por todos pero sobre todo por los más pequeños, ella lo sabía, por eso nunca movía una pata si estaba cerca algún niño. Le podían cepillar el lomo, la tripa, incluso hacerle trenzas en la cola o en la crin, que el animal no se movería hasta estar segura que el niño se había retirado de su lado.
La mas pequeña de la casa siempre compartía con ella todo lo que comía, lo mismo le daba pan, que un tomate o un pepino, así tenia ganada su confianza, tanto que a la hora de montar solo tenia que agarrarse a la cola y gatear por sus patas para encaramarse a su lomo.
El agua quedaba lejos, por ese motivo costaba trabajo acarrearla, había que hacerlo con la yegua, empezando por ponerle el aparejo, ciñendo bien la cincha y colocando las aguaderas para poder llevar cuatro cantaros, además no se podía olvidar un cubo, el cubo era parte importante en este menester (Luego sabremos el misterio de este cubo) Como los mayores tenían muchas otras ocupaciones la tarea de traer agua la podían hacer los más pequeños, cosa que se tomaban estos como un paseo entretenido.
Las dos pequeñas se montaban en la yegua y como si fuesen de romería cantando a dúo, alegraban los campos y caminos por donde iban pasando. La gente de los huertos al oírlas ya sabían que era la manera que ellas tenían de no tener miedo a nada, ni a nadie, estar siempre juntas y cantar para ahuyentar los bichos y animales que podían cruzarse en su camino. De las dos, la más pequeña era la menos miedosa y la mas atrevida tratándose de ir sobre la yegua, por eso cuando se cansaba de ir sentada, se ponía de pie en cima de la yegua empezando a bailar (todo esto sin parar de andar) de esta manera la actuación se hacia mas interesante y atractiva. El animal se movía con sumo cuidado, bien parecía que se diera cuenta de la inocencia de las chiquillas cuidando sus pasos para que no les pasase nada.
Si el agua era para la casa se iba a la fuente que había en la estación, si era para los animales podías traerla de las charcas en las graveras de las minas. Aquí es donde se hacia imprescindible el cubo (para las pequeñas hubiera sido imposible llenar los cantaros sin el) en la fuente, la que estaba en el suelo, ponía un poco de agua en el cubo y se lo daba a la que estaba encima de la yegua y así iban llenando los cuatro cantaros, si había que hacerlo en las charcas lo mejor era meter el animal en el agua que le cubría hasta la panza, de esa forma desde arriba solo tenían que alargar el brazo con el cubo para coger el agua y luego vaciar en el cántaro.
Todo esto lo hacían sin prisas, entre cántaro y cántaro se pasaban el tiempo mirando los animalillos del agua, los llamativos avioncitos en los juncos, los zapateros, esos insectos tan curiosos que se movían tan rápidos y nunca se hundían, lo mismo intentaban coger una rana, un renacuajo, o simplemente hacían planear un piedra tirándola sobre el agua contando cuantos saltos daba sobre ella.
Mientras tanto la yegua aguantando con las patas en remojo en medio de la charca. Si hubiese podido hablar la pobre yegua la de veces que hubiera dicho que ella no era un juguete, que era un animal, solo que tenia inteligencia y mucha paciencia con los niños.
Siento mucho que estés desanimada, Rafaela, pero no te preocupes, y puedes seguir compartiendo las entradas de tu otro blog porque muchas de ellas son nuevas para nosotros, venga Rafaela anímate, preciosa.
ResponderEliminarUn beso.
Maria, seguro que este desanimo pasará, ademas me pilla en un momento que no tengo mucho tiempo para dedicarle, y se une todo. Gracias de nuevo guapa.
EliminarUn beso.
En la vida todo es pasajero, la única constante es el cambio.
ResponderEliminarMucho animo Rafaela y felicidades por tu nieta.
mariapdm2008
Gracias Maria, la nieta me tiene feliz y contenta, lo demás como dices es pasajero.
EliminarUn abrazo.
Pobrecita yegua, paciencia no le faltaba.....................y nada de desánimo aquí me tienes para seguirte.
ResponderEliminarUn abrazo
Isabel
Hola Isabel, encantada de verte de nuevo como seguidora.
EliminarA la yegua aquella solo le faltaba hablar, era vieja pero buenísima.
Un beso.
Hola Rafaela, vaya paciencia que tenia la pobre yegua jeej, tenia mas inteligencia que los humanos:), me ha gustado mucho la historia.
ResponderEliminarVenga anímate que ya ves que poquito a poco tu casita va recibiendo a mas amigos, mucho animo mujer:)
Besos.
Hola Piruja, la yegua estaba acostumbrada a los chiquillos y estos la mimaban a ella.
EliminarPoco a poco iré retomando la actividad ya sabes que no tengo mucho tiempo.
Besos.
Bueno pues ya me tienes por aquí. Desde luego la yegua se merecía un monumento, por animal noble, paciente y trabajador. Y arrima esos ánimos.
ResponderEliminarBesos tocaya.
Gracias tocayo por seguir mi nuevo rincón de contar historias.
EliminarLos ánimos mejor, el tiempo escaso pero por buenos acontecimientos.
Besos.
Ya te digo amiga. Conozco muchos pero que muchos animales que se comportan con los niños muy distinto a con los mayores. Ese instinto de protección debe ser innato en la mayoría de las especies. Como me has recordado mi infancia en en el pueblo porque más o menos era esto lo que hacíamos de chavales. Un besazo y suerte con el nuevo blog.
ResponderEliminarKarras, de aquella yegua podía contar historias y no parar, fue muy querida por todos los que la conocimos.
EliminarMe alegro que mi relato te haya traído buenos recuerdos.
Un abrazo.
Ánimo Rafaela!!
ResponderEliminarA todos nos sucede alguna vez que nos vemos envueltos en situaciones que nos sobrepueden...
A veces, o no tenemos nada que decir/escribir, o no tenemos tiempo para ello, o hay cosas de nuestras vidas que priorizamos. ¿has tenido una nieta? FELICIDADES!! siendo así, es normal que haya otras cosas más importantes que intentar descubrir cómo moverte por el google+
TE dejo un abrazo grande amiga.
Espero poder verte pronto!!
Gracias Mascab, ahora solo tengo tiempo para mirar mi pequeñita.
EliminarNo sabes la alegría que me da ver tu comentario, me anima a conocernos, nos vemos muy pronto.
Un abrazo.
No podemos dejarnos arrastrar por el desánimo, así que levántate y anda, ponte en marcha. Preferentemente sal a la calle conversa con la gente, saluda a los conocidos, establece conversación con los desconocidos, saluda a todos. Mira, observa, trata de reconocer y ser reconocida. Cuando logres algo de esto, seguro que regresas a casa con algún tema que desarrollar. ¡Ánimo, el mundo es tuyo!
ResponderEliminarBesos
Pero qué bonito relato! Me recuerda mi niñez en el campo.
ResponderEliminarBueno, como ya te han dicho... ya llegará el día en que las cosas fluyan literariamente una vez más.
Un abrazo!
Te sigo, así te animas un poco.
Bonita bonita tu entrada, me alegro de tu regreso. Un abrazo.
ResponderEliminarRafaela, no sabía que tenías problemas, yo te sigo pero a veces te pierdo sin saber por qué, me pasa con otros blogs, da mucha rabia pero me doy cuenta cuando no los he visto en muchos días. En fin, aquí estoy contigo otra vez, muchas gracias y muchos besicos.
ResponderEliminarENHORABUENA POR TU NIETA !!!!!!
EliminarMe alegro por esa nieta que te compensará y te dará nuevas ilusiones,amiga...Es normal que te falte la inspiración,ahora tienes cosas más importantes que atender.Poco a poco te sentirás con ganas de escribir.
ResponderEliminarLa historia de la yegua es preciosa y la he vivido de forma entrañable y amena,como tú la cuentas.
Mi gratitud por compartir,por tu cercanía y buen hacer.
Mi abrazo inmenso y Felicidades por tu nieta.
M.Jesús