Cómo ha cambiado el campo,
sobre todo en la manera de trabajarlo.
Recuerdo meses de trabajo
hasta poder ver el cereal metido en sacos.
Cuántos días de sudor echaban nuestros mayores.
Para sobrellevar el calor
tan solo tenían un botijo de agua,
que mantenían fresca
a la sombra de una encina.
Madrugaban para empezar pronto la faena,
y si no quedaba muy lejos volvían al cortijo
para comer y volver a la caída del sol
y así seguir día tras día con la tarea
de segar la mies a base de sus brazos y una hoz.
Hacían haces con ella
para luego con un carro llevarla a la era,
donde se empezaba otro largo proceso
hasta separar el grano de la paja.
Una labor que duraba casi todo el verano,
además rezando para que no viniera
una tormenta cuando el grano estaba en la era.
Hoy por suerte y gracias al progreso, nada es igual.
Me admiro al ver la labor que hacen las cosechadoras.
Para empezar, la comodidad la llevan incluida,
una cabina con aire acondicionado
donde solo va la persona que maneja la máquina,
esta va segando y separando el grano de la paja,
la cual va dejando caer al suelo,
en otro momento vendrá otra máquina
que irá recogiendo la paja y la hará haces.
No muy lejos veo un remolque
donde van echando el grano “ya limpio de polvo y paja''.
Imagino que en el camión también hay un solo hombre.
Así, de esta forma que a simple vista parece tan sencilla
en una mañana han hecho el trabajo
de recoger 20 hectáreas de sembrado y con solo dos personas.
Con otra ventaja añadida, poder trabajar de noche.
Rafaela.