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Siguiendo con los recuerdos de La Raña, o lo que es lo mismo el cortijo de la Abuela, no podía olvidar a la tía Consuelo. Ella era la persona mas cariñosa y con mayor paciencia para con los niños, a la vez la encargada de poner orden a tanta chiquillería que sobretodo en los veranos nos juntábamos en el cortijo. No solo éramos primos también algunos niños de cortijos cercanos, les gustaba pasar los días con ella. (Aun hoy en el pueblo los niños por la calle la llaman abuela Consuelo y la paran al verla pasar para darle un beso)
Durante el día con el bochorno típico de los veranos del sur, sobretodo las niñas no salíamos del cortijo, ya intentaba Consuelo darnos algún entretenimiento como podía ser enseñarnos punto de cruz o bordados. (Siempre hay que estar haciendo algo de provecho, nos decía).
Pero al caer la tarde era el momento de ir a la era que estaba en plena actividad, los carros llegando con el grano, los hombres trillando y los chavales como si se tratase de caballitos de feria haciendo cola para que nos dieran vueltas y mas vueltas subidos al trillo.
En la noche nuestra ilusión era dormir en la era o "Posada de las Estrellas" como le llamaba Ella, eso si, siempre encima del carro. Pues la tita le tenia miedo a toda clase de bicho andante. (Su valor le tenia que echar sabiendo que por la noche bajaban lobos de la sierra)
Parece que la estoy viendo sacar los colchones de lana y alguna manta para la madrugada, subirnos al carro y empezar a jugar al veo- veo, mirando ese hermoso cielo tan claro y limpio, jugar a contar estrellas, enseñarnos a encontrar la Osa Mayor o Carro, y el Camino de Santiago. Otras veces contarnos cuentos hasta que nos dormíamos.
Cuando en algún momento se oían ladrar los perros, la tita para tranquilizarnos, alzando la voz recitaba el "Poema de la loba parda”
Dejo aquí una estrofa del poema, para no hacerlo tan largo.
“Andad, perritos por ella,
si me entregáis la pellica,
la cena tenéis ganada,
siete calderos de leche
y otros tantos de cuajada.”
Cuando tocaba lavar la ropa era estar todo el día en las Pozas. Para llegar a este lugar que estaba junto a la sierra, había que ir con la burra cargada con la ropa sucia y cuatro cantaros, para la vuelta traerlos llenos de agua (el agua de las Pozas era de lo mejor que había por la zona). Había una alberca unas pilas y un pozo, este tenia unas tablas colocadas de tal manera que en medio quedaba el hueco suficiente para que pasase el cubo de cinc, con una soga atada al asa el cubo serbia para sacar el agua. Tenía su arte esto de echar el cubo al pozo, si no le dabas un pequeño vaivén a la soga no conseguías llenarlo. Este tenia que caer al agua un poco de lado o boca abajo y al darle el movimiento se llenaba.
Lavar la ropa blanca se hacia en tres tiempos, primero frotar con el trozo de jabón en la ropa, luego frotabas bien con los puños y terminabas plas, plas, plas, dando unos golpecitos en la piedra haciendo esto repetidas veces hasta que la mugre desaparecía. Después se le daba el segundo “ojo” se le llamaba así a una segunda agua haciendo el mismo procedimiento. Luego se ponía a solear, regando con agua cada cierto tiempo, para después aclarar con abundante agua, poniendo en el ultimo aclarado el “azulete” este era imprescindible, mas o menos como hoy el suavizante, y por ultimo a secar.
Cuando volvíamos al cortijo la ropa iba seca y doblada.
Así como si fuese un juego la tita me enseñaba a lavar, a doblar las sabanas, a bordar y a tantas cosas cotidianas de la época.
Tita, siempre has sido el ejemplo que yo quise seguir, ejemplo de sencillez y forma desinteresada de dar cariño a todos los que nos hemos acercado hasta ti cuando te hemos necesitado.
Ahora en este tiempo te toca recibirlo, te toca disfrutar de los tuyos que son muchos, te quieren y tienes la gran suerte de tenerlos cerca.
Te quiero.
Rafi.
Tiene q ser una grandisima persona buena mujer y excelente madre , q grandes y bonitos recuerdos como me gusta leerlos un fuerte abrazo y muchos besos fafita
ResponderEliminarA mí, como a ti, me encanta echar la vista atrás de vez en cuando y disfrutar de esos recuerdos tan hermosos. No todo el mundo ha tenido alrededor personas como tu tía.
ResponderEliminarUn beso Rafaela.
Esos tiempos eran sencillos pero llenos de vida y de felicidad dentro de las incomodidades que la vida ofrecía.
ResponderEliminarMe ha gustado leer el escrito y conocer una parte de tu vida de buenos recuerdos con una persona que era bien amada por todos.
Besos.
Que recuerdos más bonitos y que tía tan estupenda teníais, me ha llamado mucho la atención el estar todo un día lavando, menudo trabajo tan duro y encima ni se quejarían.Besicos
ResponderEliminarEs un placer disfrutar de los recuerdos.
ResponderEliminarUn beso.
Unos recuerdos maravillosos, Rafaela. Dale de mi parte una brazo a tu tita, dile que de una amiga del blog que también sabe el romance de la loba parda. Besicos.
ResponderEliminarRECUERDOS BONITOS, ¡¡¡¡COMO CAMBIO LA VIDA !!!! ¿VERDAD?, XUENTA ESTO A LO NIÑOS ACTUALES, TE MIRAN COMO SI ESTUVIERAS LOCA
ResponderEliminarBESOS
Sólo una vez subí en el trillo y guardo ese momento como una gran aventura de mi infancia. Cómo ir a lavar al río o a buscar agua con el burro. Tus recuerdos me hacen revivir los míos. Aunque con el añadido de tu querida tía, que se nota que debió ser una persona excepcional.
ResponderEliminarBesos
ResponderEliminarSeguro que es una gran mujer, y por aquella época segura que avanzada de su tiempo, con tanto muchacho creo yo que sería lista y emprendedora para tenerlos entretenidos, eso hoy como que no se lleva, se enchufa la televisión o los juegos electrónicos y todos quietos ¡qué tiempos aquellos cuando lo mejor del mundo era que nos contasen historias!
Me ha gustado mucho tu entrada de recuerdos. Vuelve con más. Un beso.
ResponderEliminarSeguro que es una gran mujer, y por aquella época segura que avanzada de su tiempo, con tanto muchacho creo yo que sería lista y emprendedora para tenerlos entretenidos, eso hoy como que no se lleva, se enchufa la televisión o los juegos electrónicos y todos quietos ¡qué tiempos aquellos cuando lo mejor del mundo era que nos contasen historias!
Me ha gustado mucho tu entrada de recuerdos. Vuelve con más. Un beso.
Nuevo fan en tu blog, Rafaela
ResponderEliminarQué entrañable!!! Me ha gustado mucho. Un abrazooo.
ResponderEliminarQuerida Rafi, gracias por tu hermoso comentario desde el que paso para agradecer tu visita y disfrutar de tus letras.
ResponderEliminarQue maravilloso lo que le dedicas a tan gran persona.
Con tus letras has conseguido que vuelva a ser niña en ese tiempo, con una vida sana y sencilla, esa costumbre de los bordados y demás, se ha perdido en el tiempo.
Un abrazo lleno de cariño.
Ambar
Seguro que con estas entradas debes de emocionarte y mucho.
ResponderEliminarBesos Rafaela.
Cuando he venido a Castilla, conocí lo que era una era y he visto un trillo, el resto me lo han contado.
ResponderEliminarTampoco he podido disfrutar de lavar la ropa a las orillas de un río, pero recuerdo que mi madre tenía una lavandera que todas las semanas recogía nuestra ropa y la traía con un olor a campo delicioso, hoy, al leer tu entrada, me lo ha recordado y me has hecho regresar a los tiempos felices de mi niñez, no sabes cuanto te lo agradezco.
Cariños,
Kasioles
Precioso Rafaela, qué tiempos, me he acordado mucho de mis abuelas, de lo que me contaban, de los veranos en el campo. Me has emocionado y mucho. Espero que hayas tenido muy buena Semana Santa, nosotros ya estamos de vuelta por el blog. Un beso y buen fin de semana. @Pepe_Lasala
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