Soy la segunda chica de la izquierda. |
Fue mi ultimo año de escuela.
Al jubilarse Dª Maria vino de maestra la hija de Dº Ricardo el maestro de los niños.
Se llamaba Dª Amalia y era muy joven. Llegaba con nuevas ideas de la enseñanza.
Puso la norma de llevar babis blancos, que tenían que estar impecables todos los días. Una imagen que tengo en mi memoria es en los días de invierno una silla junto a la lumbre con los babis secándose para el día siguiente y a mi madre plancharlos por la mañana con aquella plancha de hierro que también se calentaba en el fuego.
Se llamaba Dª Amalia y era muy joven. Llegaba con nuevas ideas de la enseñanza.
Puso la norma de llevar babis blancos, que tenían que estar impecables todos los días. Una imagen que tengo en mi memoria es en los días de invierno una silla junto a la lumbre con los babis secándose para el día siguiente y a mi madre plancharlos por la mañana con aquella plancha de hierro que también se calentaba en el fuego.
Cuando
llegó Dª Amalia se encontró con una escuela de niñas, que las de diez
años solo sabíamos leer escribir y poco mas. Entonces se puso manos a la
obra empezando casi de cero, hicimos caligrafía, sumas y rectas, como
si no lo hubiéramos hecho nunca.Poco tiempo después estábamos haciendo
problemas de quebrados o raíz cuadrada.
También era dura con los castigos, igual que su padre la vara era algo que dominaban bien. Pero creo que en dos años consiguió enseñarnos más de lo que habíamos aprendido hasta entonces.
También era dura con los castigos, igual que su padre la vara era algo que dominaban bien. Pero creo que en dos años consiguió enseñarnos más de lo que habíamos aprendido hasta entonces.
En
las tardes seguíamos con labores. Nos enseño a bordar en tul, un
trabajo que era muy delicado y nada fácil. Lo conseguimos aprender unas
cuantas, le hicimos dos mantillas españolas, una blanca y otra negra,
aquella labor nos parecía interminable, pero una vez terminadas eran una
preciosidad, que junto con otras muchas labores de toda la escuela
hicimos una exposición que llamo la atención a todo el que pudo verla.
Recuerdo cuando nos dijo de hacer un viaje a Huelva pasando por Córdoba y Sevilla. Aquello a nuestros años era algo inalcanzable, primero para convencer a los padres, después que había que ganárselo con rifas teatrillos y hasta recogiendo niscalos para después venderlos. Lo del viaje no todos lo veían bien, al ser tan pequeños pues no tendríamos los 12 años. (Esto era en los años 60)
De alguna manera convencimos a los padres. Vendíamos con ilusión las rifas, atosigando un poco a nuestras madres que fueron las que mas nos compraban.
El viaje se hacia en autocar parando en Córdoba para ver la Mezquita y llegaríamos a dormir a Sevilla. Creo que serian días de feria pues recuerdo como nos quedamos sorprendidos, con ojos de niños que nunca habíamos visto tanta gente en corros, vestida de faralaes y bailando sevillanas. “Debieron de pasar años hasta que comprendí que Sevilla no solo era sevillanas y juerga” De aquel viaje no recuerdo haber visto la Giralda ni nada mas solo que esa noche dormimos en la Calle de la Sierpe. Nos fueron repartiendo en habitaciones y advirtiéndonos que nada de movernos ni de la cama. (Ellos eran los maestros y algunos jefes de La Garganta con sus mujeres, supongo que nos acostaron y se irían a cenar y a la feria) nosotros, cada habitación no conseguiría dormir de las emociones vividas, del ruido de la calle (a mi me parecía que en Sevilla no se dormía nunca) y también de pensar que al día siguiente estaríamos viendo el mar.
Llegamos
a Punta del Sebo una playita que hoy ya no existe. Para nosotros era
algo impresionante ver tanta agua y poder meternos dentro, pero el
problema era que no teníamos bañador así que nos alquilamos unos (seria
por horas no recuerdo muy bien como fue aquello) pero lo que nunca
olvidare es la tela que nos sobraba a todas en la parte del pecho, eso
fue un desfile de modelos de lo mas original, nos mirábamos unas a otras
sin parar de reír y los chicos mas de lo mismo “allí sobraba tela o
faltaba carne.”
Después
del baño en el mar, nos llevaron al Monasterio de La Rábida. Esto fue
lo que más me impresiono de aquel viaje. Ver la cuna del descubrimiento
de América, las distintas dependencias que explicaban como fue el
momento de la llegada de Colon al nuevo mundo. Ver la sala de las
banderas de las distintas naciones, debajo de cada bandera había un
cofre con la tierra del país visitado. No puedo decir porque recuerdo
perfectamente este Monasterio. ¿Será porque no he vuelto nunca? Es raro
que La Giralda y la Mezquita lo recuerdo siempre en otros viajes mucho
tiempo después. (De aquella vez, se que estuvimos porque me lo cuenta mi
prima Josefita) “Siempre hay cosas que se te quedan en la memoria y
otras no.”
Después también nos llevaron a las bodegas Osborne en el Puerto de Santa Maria.
Los días que duro este viaje serian tres o cuatro. La vuelta a la Garganta se nos hizo bastante larga, el autocar se “cansaba” igual que nosotros y hubo que parar para que lo arreglaran. A nosotros al que no se le acabó la comida se le había estropeado con el calor, pero después de todo llegamos contentos de la experiencia vivida.
Seguro que no habrá ninguno de los de aquel viaje que no tenga un buen recuerdo del mismo.
Los días que duro este viaje serian tres o cuatro. La vuelta a la Garganta se nos hizo bastante larga, el autocar se “cansaba” igual que nosotros y hubo que parar para que lo arreglaran. A nosotros al que no se le acabó la comida se le había estropeado con el calor, pero después de todo llegamos contentos de la experiencia vivida.
Seguro que no habrá ninguno de los de aquel viaje que no tenga un buen recuerdo del mismo.
Que bien cuentas tus recuerdos y el viaje, esos no se olvidan. Me ha encantado leerte. Un abrazo
ResponderEliminarPues sí que fue una bonita experiencia, los viajes son una salida de nuestro mundo diario, y siempre se aprenden cosas y se comparan con las que tenemos.
ResponderEliminarDe este viaje aprendiste un montón de cosas, y yo que también estuve hace unos años en el monasterio de donde salió Colon me has hecho recordarlo y me ha gustado recordar contigo la sala de las banderas.
Seguro que sería un viaje largo el regreso, pero ya ves que pasado el tiempo no lo has olvidado, y eso es porque fue un viaje estupendo. Un beso amiga.
Hay recuerdos de la infancia y adolescencia que se quedan grabados para toda la vida.
ResponderEliminarEl hacer ese bonito viaje a tus años, era como descubrir un mundo nuevo, la sensación de ver la inmensidad del mar tiene que haberte calado bien hondo.
Me has hecho pasar un buen rato leyéndote y, al mismo tiempo, me has hecho recordar esas rifas y bailes que hacíamos para recaudar fondos para la excursión de final de curso.
Cariños en abrazos.
kasioles
Esos viajes nunca se olvidan. Mi viaje fue a Madrid y Toledo, y lo recuerdo todo como si fuese ayer.
ResponderEliminarMe ha llamado la atención que pasaseis por Córdoba para acabar durmiendo en Sevilla, ése es el caballo de batalla de todos los gobiernos del Ayuntamiento cordobés, conseguir que los turistas pernocten en la ciudad, que Córdoba deje de ser ciudad de paso.
Un beso Rafaela.
En nuestro colegio no nos hacían esas excursiones tan estupendas. Recuerdo que un año nos llevaron a Cervera ( Lérida) para ver una representación teatral de La Pasión que me gustó muchísimo pero en mis años de cole fué la única que hicimos.Besicos
ResponderEliminarDª Amalia fue una mujer dura pero gracias a ella tuviste la suerte de aprender lo que quizás no hubieses aprendido en la escuela y no digamos con el buen paseo que os pediste dar por Sevilla.
ResponderEliminarDe esos profesores me pregunto si todavía quedan, un abrazo.
¡Madre de Dios!, como ha cambiado la enseñanza y como han cambiado los tiempos, aunque también se pasaba bien y sino solo hay que leer tu relato.
ResponderEliminarCon tu permiso me quedo por aquí.
Saludos cordiales
Que recuerdos más entrañables tienes de aquella época.
ResponderEliminarBesos tocaya.
Toda una aventura para una niña de doce años, que se ve que guarda con cariño en su memoria.
ResponderEliminarEs bonito recordar las cosas buenas de nuestra niñez.
Un abrazo.
Olá, Rafaela!
ResponderEliminarPasso por aqui para desejar a você um bom final de semana.
Abraços.
Por suerte creo que muchos tenemos referentes de personas que nos marcan para bien.
ResponderEliminarDesde luego que te felicito que te dejarán disfrutar de esa "excursión", y tú conviertes las palabras en emociones compartidas.
Mi madre nunca me dejo y recuerdo perfectamente su frase: "mas vale que llores tú a que lloré yo".
Miles de besos Rafaela
tRamos
Por suerte creo que muchos tenemos referentes de personas que nos marcan para bien.
ResponderEliminarDesde luego que te felicito que te dejarán disfrutar de esa "excursión", y tú conviertes las palabras en emociones compartidas.
Mi madre nunca me dejo y recuerdo perfectamente su frase: "mas vale que llores tú a que lloré yo".
Miles de besos Rafaela
tRamos
Rafaela preciosa entrada, llena de recuerdos y ternura, cuanto me gusta leer las cosas de antes y mas cuando son bonitas como este viaje que , que seguro siempre recordaras. Mil besicos cielo
ResponderEliminarQué buenos recuerdos, Rafaela...Esas preciosas labores del colegio,los viajes a Córdoba y Sevilla, los baños, la visita a las bodegas Osborne...El trato de maestras y compañeros...Todo ello es inolvidable, amiga...Puedo entenderte,porque yo también tengo recuerdos inolvidables de esos tiempos...Lo vivimos con mucha intensidad y cariño...¿verdad?
ResponderEliminarGracias por tus palabras. Mi padre ha estado 9 años en silla de ruedas y fue un enfermo ejemplar, siempre alegre y comunicativo...Ahora estará en el cielo con mi madre y eso nos da serenidad y aceptación, amiga...Mi abrazo grande, Rafaela.
M.Jesús
Qué buenos recuerdos, Rafaela...Esas preciosas labores del colegio,los viajes a Córdoba y Sevilla, los baños, la visita a las bodegas Osborne...El trato de maestras y compañeros...Todo ello es inolvidable, amiga...Puedo entenderte,porque yo también tengo recuerdos inolvidables de esos tiempos...Lo vivimos con mucha intensidad y cariño...¿verdad?
ResponderEliminarGracias por tus palabras. Mi padre ha estado 9 años en silla de ruedas y fue un enfermo ejemplar, siempre alegre y comunicativo...Ahora estará en el cielo con mi madre y eso nos da serenidad y aceptación, amiga...Mi abrazo grande, Rafaela.
M.Jesús
¡Que entrañables recuerdos! Al leer tu escrito me he emocionado. Cuanta inocencia en aquellos niños y niñas¿verdad? y ese recuerdo a los maestros es un homenage a ellos, que os dieron lo mejor de si mismos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Nosotros la excursión más lejana que hicimos en el colegio fue a un parque con un santuario, el del Romero de Cascante, a apenas doce kilómetros de Tudela, que salvamos en el tren. Claro que lo nuestro era en una década anterior. Saludos
ResponderEliminarHola, geniales esos recuerdos que permanecen en nuestra memoria a través de los tiempos.
ResponderEliminarEscuchamos nuestro interior y salen a grandes paseos, canciones, viajes, amigos, compañeros, etc donde recrear con gratitud cada momento.
Saludos
Rosa