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Os dejo otra de las primeras
entradas publicadas en el primer blog. Como veréis relacionada con
la anterior por recuerdos de la niñez.
Gracias a todos por vuestros
comentarios.
Besos y abrazos para todos.
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Soy la primera de la derecha agachada
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Algo
que siempre nos queda grabado de nuestra niñez son los recuerdos de la
escuela.
Nos
levantaban muy temprano, para ese momento ya estaba la buena lumbre en invierno
y unas buenas migas con torreznos, las migas las terminábamos con un buen
tazón de leche.
Para llegar a la escuela teníamos que hacer el recorrido andando entre
eucaliptos, este camino lo andábamos todos los días desde Minas de San
Serafín a La Garganta. Solo algún día de lluvias torrenciales llegábamos al
arroyo, si el agua cubría el puente vuelta a casa tan contentos.
Hablo en plural porque iba con mi hermano, mi hermana y algunos niños más de
la zona, a mitad del camino nos uníamos a otro grupito que venían de la
estación de la Garganta. No se cuanto tardábamos pero creo que aunque íbamos
repasando la lección o la tabla de multiplicar, nos entreteníamos mirando un
pájaro, una mariposa o una lagartija, la caminata era larga.
La vuelta era jugando, a mi hermano le gustaba mucho el fútbol y si faltaban
chicos nos ponían a mi hermana y a mi de porteras, algo que también le
gustaba era subirse a los eucaliptos y tirarse con el paraguas abierto, decía
que le servia de paracaídas pero nunca consiguió una bajada suave
y
planeando como pensaba, solo conseguia llegar con algun golpe que trataria de
ocultar para no tener que explicar como había sido. Y ahí estaba yo de
sufridora pensando en la reprimenda
o
algo mas, que se llevaría cuando llegásemos a casa, primero porque los
partidos me parecían muy largos (será por lo que no me gusta el fútbol) otra
cosa era que le regañaba mi padre por romper las botas que él nos hacia. (Mi
hermano parecía brasileño, jugaba al fútbol hasta con una piedra y descalzo)
Como
el horario de la escuela era mañana y tarde, había que llevar la taleguilla
con la comida, mi madre nos preparaba un pucherillo, llegábamos a casa de
Paca y Miguel Carmona y ella lo ponía en la lumbre y allí comíamos a medio
día. Con que cariño recuerdo a esta mujer que cuando vivía nunca tuve tiempo
de darle las gracias. También comíamos muchas veces donde mi tía Maria que
vivían en el pueblo de abajo.
La
escuela de las niñas estaba junto a la Iglesia, detrás estaba la de los chicos.
La entrada era agradable a mi me lo pareció siempre, había una estufa de
carbón, como llegábamos con frió del camino la sensación era acogedora. Otra
cosa era cuando llegaba la hora de dar la lección, hacer el dictado o decir
la tabla de multiplicar, la maestra estaba preparada con la varita y como es
normal siempre había alguna que no teníamos los deberes bien hechos, aunque
ese día no fuese a ti, pero lo pasabas mal de ver como le daba a la de turno.
La
hora del recreo era siempre esperada con alegría, jugábamos según la época
del año, la comba y el truque creo que era en invierno y ya en primavera que
empezaba a calentar el sol se jugaba al juego de las chinas buscando algo de
sombra sentadas en las escaleras de la Iglesia, recuerdo muchos mas juegos pero
no todos se podían jugar en la puerta de la escuela, había unas piedras que
no era graba, eran piedrecillas mucho mas gordas (seria para evitar el barro
que se pudiera formar en la puerta)
Todas
las tardes eran para labores, vainicas, bordados y sobre todo bolillos, a esa
hora la
escuela era un sonsonete de palillos, que no envidiaba a la plaza de Almagro
cuando años después la he conocido. Si era el mes de Mayo se cantaban
canciones a la virgen mientras hacíamos labores, otras veces leíamos,
recuerdo esas tardes de invierno como muy relajadas, leyendo o escuchando
leer. ¿Siempre me he preguntado que haría la maestra con tanto encaje de
bolillo? pero creo que a mi me hizo una profesional de este arte, cuando han
pasado los años y he tenido tiempo, me ha gustado recordarlo dando alguna
clase y rápido me dijeron. ¿Tu has hecho muchos bolillos? (Siempre hay cosas
buenas que recordar de las maestras).
Dª
Maria era bastante mayor siempre vestida de negro y tenía sus pequeñas
manías, todas las de mi escuela recordaran cuando se le olvidaba en su casa
el Pañuelo de Seda. Siempre mandaba a dos a recogerlo. Decirle a mi hermana
que os de el pañuelo de seda pero no se os ocurra abrirlo, que no me entere
yo que abrís la cajita! (esta era una lata redonda con unas pinturas en la
tapa a mi me parecía bonita, en aquel tiempo no había muchas cajas de esas)
todas estuvimos mucho tiempo con la intriga, pero alguna, no se supo quien,
sin temerle a la varita de olivo, le pudo la curiosidad y abrió la cajita y
descubrió que el bonito Pañuelo de Seda era la dentadura postiza, toda la
escuela nos fuimos enterando, pero ella creo que nunca supo que lo sabíamos.
Que cosas, en aquellos años era mas vergonzoso llevar dentadura postiza que
estar mellado.
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Olá Rafaela!
ResponderEliminarSua postagem relata os melhores momentos do tempo da escola. Eu também já fiz um texto referente aos inesquecíveis momentos da nossa infância.
Veja aqui neste post.
Um forte abraço e bom fim de semana!
VitorNani & Hang Gliding Paradise
Rafaela, hermosos recuerdos, gracias por compartirlos.
ResponderEliminarBesos, buen finde
Mis recuerdos de la escuela no son como los tuyos, en la clase había chicas y chicos, mis maestros no tenían varita, y tu eres mas joven que yo. Supongo que depende del colegio. Abrazos
ResponderEliminarSiempre nos emocionan los recuerdos de la niñez, hay quien dice que todos tenemos idealizada aquella época, no sé, sea como fuere a mí me transmiten mucha paz.
ResponderEliminarUn beso Rafaela.
Me ha gustado mucho leer tan bonitos recuerdos y todos tan detallados.....quien volviera a ser niña de nuevo para volverlos a vivir. Besicos
ResponderEliminarEstos recuerdos tienen que ser de nuevo resaltados para no olvidarlos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Rafaela, me hiciste recordar mi etapa de colegio, las maestras y compañeras nunca se olvidan, tampoco el camino de cada día y esas labores de las tardes con el rezo del rosario...Qué tiempos aquellos...Qué bien lo has relatado, amiga...Ese pucherito de la comida, el futbol y los bolillos...Me ha encantado...Mi felicitación y mi abrazo grande por tu buen hacer, Rafaela.
ResponderEliminarM.Jesús
Cuantos recuerdos amiga, más de uno han sido como míos propios, y es que en esa época era casi todo parecido, y los recuerdos nos traen hermosas fotos y sabemos cuantos amigos dejamos atrás, y cuantas primaveras ya volaron. Muy entrañables recuerdos amiga Rafaela. Un beso.
ResponderEliminarTus recuerdos despiertan los míos. Aprendimos a ser dueñas de nuestra vida, aunque algunos no lo vean así. Besicos.
ResponderEliminarUna historia perfecta para esta tarde lluviosa Rafaela. ¡Me ha encantado! y esa anécdota del Pañuelo de Seda, jajaja. Creo que es estupendo escribir y guardar estos recuerdos.
ResponderEliminarBesos
me ha gustado tu historia, esas fotos me encantan, un beso
ResponderEliminarBonita y entrañable historia, sobre esa etapa tan linda de la vida.
ResponderEliminarBesos.
Hola Rafaela, con tus entrañables recuerdos has echo que también me vengan recuerdos muy parecidos a los tuyos y me ha encantado, unos en mejores condiciones que otros. pero que bonito era todo antes verdad?, lo del pañuelo de seda jeje, vaya con la maestra, pero mira que olvidarse de ponérsela jeje, bonitos de veras los recuerdos:)
ResponderEliminarBesos.
Es un placer Rafaela entrar en tu mundo máxime sabiendo que es real, haces que olvide el tiempo de lectura , es más te leo despacio y saboreando.
ResponderEliminarBesos muy grandes
tRamos
Es un placer Rafaela entrar en tu mundo máxime sabiendo que es real, haces que olvide el tiempo de lectura , es más te leo despacio y saboreando.
ResponderEliminarBesos muy grandes
tRamos
Que bellos recuerdos familiares, tienes un bello blog!.
ResponderEliminarAbrazos.