Aquella escalera guardaba los secretos mejor que nadie. Era
solitaria y reservada de la vista de los mayores, por eso era su rincón
preferido. Los peldaños eran de cemento que hacían de banco y mesa a la vez, y por
ella pasaban las mejores historias de los distintos tebeos de la época, Roberto Alcázar y Piedrín, el Capitán Trueno, El Guerrero del Antifaz,
cuentos de Hadas y Princesas, o de humildes muchachas con esa suerte que solo existía
en los cuentos. Al final siempre encontraban su príncipe azul se casaban y
vivían felices y comían perdices.
La escalera también era
sitio de reunión de amigas cuando el sol del verano abrasaba en pleno día. Allí
se podía jugar a las cinco chinas, se hablaba de noches de miedo o se comentaban los cotilleos de historias
pasadas en el pueblo.
Era una escalera muy estrecha, pero al final de ella se
encontraba la azotea, desde donde se podía llegar a tener la libertad deseada. Era imposible querer
tener enjaulada la mente, al menos la vista se liberaba por unos minutos y desde las alturas se volaba soñando con todo lo leído. A la vez que se
veía la fuente al final de la
calle, el pequeño arroyo que cruzaba el
pueblo, la torre de la Iglesia, la
Estación de tren y allá a lo lejos la
querida Sierra, llena de buenos recuerdos vividos junto a ella.
Rafaela.
En una escalera rematada por una azotea, con la puerta de la vecina, o cualquier edificio oficial, se han hecho los planes mas secretos, se han cambiado cromos, se han hecho las paces....Azucena, Lili, Lupita, tres Hadas son algunos de los tebeos de entonces para niñas. Que recuerdos me ha traído tu escalera. Un abrazo
ResponderEliminarPrecioso homenaje a esa escalera, testigo de tantas vivencias que ahora nos dejas con tanto cariño...Cuántos cuentos habremos leído y cuántos sueños, que aún danzan en el aire de calles, patios y escaleras, amiga.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo grande por tus bellas letras.
M.Jesús
¡Qué de cosas se podían hacer en esa escalera!
ResponderEliminarLugar de reunión, de juegos, de sueños...
Se me ocurre un título para esta entrada:
HISTORIA DE UNA ESCALERA, obra de teatro galardonada con el premio Lope de Vega.
Me ha gustado esa escalera llena de tantos recuerdos.....yo también leía esos cuentos que nombras y en especial El capitán Trueno que era mi héroe.Besicos
ResponderEliminarMuy interesante la historia de "LA ESCALERA" yo en La Garganta no recuerdo que llegaran ni esos tebeos,estaba tan apartado el pueblo que ni eso, como tampoco tenía escalera para evadirme siempre estaba controlada por los ojos de mi madre que pronto me mandaba hacer algo como coser ó algo de provecho (que decía ella),no disfruté de ser niña, eran los padres de antes...
ResponderEliminarMuy bonito, como todo lo que escribes. Besos
¡Cómo me ha gustado!, me ha hecho recordar otra escalera parecida de mi adolescencia donde solía sentarme a leer mis tebeos de Florita, soñando con ser el personaje de cada historia de amor.
ResponderEliminarBesos
Un bonito relato de esa escalera, como tantos otros lugares de gratos recuerdos de ilusión y fantasía donde transcurrió nuestra niñez.
ResponderEliminarUn abrazo.
Las escaleras siempre son tentadoras, no solamente te hacen subir a las estrellas en noches que ellas lo iluminan todo, y cuando llegar al final siempre se va un resuello de paz y tranquilidad. Bella entrada amiga Rafaela. Un abrazo.
ResponderEliminarLas escaleras siempre son tentadoras, no solamente te hacen subir a las estrellas en noches que ellas lo iluminan todo, y cuando llegar al final siempre se va un resuello de paz y tranquilidad. Bella entrada amiga Rafaela. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy bonita entrada, Rafaela. :) Yo viví mi infancia en una casa de campo sin escalera pero con todo el campo de los alrededores para soñar. Bonitos recuerdos también.
ResponderEliminarUn beso y una sonrisa :)
Sea una escalera, un banco o una plaza eran lugares de los que uno se sentía vivir en ellos, ya que se pasaban muchas horas con pequeñas tonterías de las que nos hacían vivir felices.
ResponderEliminarBonitos recuerdos, un abrazo.
Ese era tu espacio, yo lo tenía debajo de la cama.
ResponderEliminarBeso y cafelito,
Bonito
ResponderEliminarPues a mí las escaleras me dan miedo. Desde un día que iba borracho, rodé por ellas, y me abrí una brecha en la cabeza, como que las escaleras no me gustan mucho.
ResponderEliminarBesos Rafaela.
Hay lugares, a veces tan simples como una simple escalera, que dejan huella. Todo depende de los recuerdos que nos trae.
ResponderEliminarUn saludo.
Lindo relato lleno de entrañables recuerdos.
ResponderEliminarBesos
Me has recordado que mi abuela, de pequeños cuando las bajábamos corriendo siempre nos decía, "un día mediréis la escalera" ;-)
ResponderEliminarUn ingenioso post, Rafaela.
Besos
Las escaleras son parte de nuestra vida, a mi me traen muchos recuerdos de infancia, cuando llegaba del cole y subía a mi casa me recibía mi madre con el bocadillo de pan con chocolate, ¡¡ no veas con que rapidez subía yo los peldaños!!! Ahora con los ascensores ya poco se pasa por ellas, son como un mueble obsoleto que está presente pero nadie lo ve.
ResponderEliminarUna entrada muy original Rafaela.
Besos
Puri
Hola Rafaela, leyéndote haces que me vengan muchos recuerdos de pequeña, de cuando íbamos a casa de mi abuela donde tenia una escalera parecida a la de tu relato, el resto es muy parecido a lo que nos cuentas:)
ResponderEliminarBesos.
Yo también recuerdo una escalera similar Rafaela, una escalera que me trae bonitos recuerdos de niñez. Me ha encantado. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala
ResponderEliminarBonita historia de una escalera Rafaela, hoy día ya no creo que se den esos casos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un buen relato sobre algo tan común como una escalera.
ResponderEliminar