Estoy segura de que me perdí muchas cosas, pero lo que no dudo es de que en aquel tiempo de niñez nunca las eché en falta.
Digo esto, porque cuando era niña y llegaban estas fechas, solo recuerdo celebrar que era el tiempo de las matanzas. Desde últimos de noviembre hasta mediados de diciembre todas las familias y vecinos se reunían a la hora de la matanza del cerdo. Esos días para los niños era una fiesta esperando poder hacer la zambomba, y aunque también había que ayudar pelando ajos, cebollas o patatas cocidas. Los chiquillos lo pasábamos bien ensayando los villancicos que luego cantábamos en La Noche Buena.
Esa noche y la de Reyes, eran las dos noches que se celebraban en el pueblo. No recuerdo Noche vieja y Año nuevo. Y lo de tomar las doce uvas ni lo había oído hasta que llegué a Madrid con 17 años. -Claro que de los 13 años hasta que llegué a la Capital, hubo un paréntesis en mi vida, que no supe de fiestas si no era para odiarlas con toda la fuerza de odio y rebeldía que podía tener en aquellos años de adolescente.-
Como los años han pasado y los tiempos cambian, tenemos por delante un año más estas bonitas Fiestas de Navidad, para celebrar y ser felices.
Os deseo unas muy Felices Fiestas y un Nuevo Año con sus 365 días a tope de Felicidad.
Rafaela.