Bien se nota que estoy en baja forma, por eso hoy vuelvo a
poner un escrito de los primeros que publique en el otro blog.
Gracias a todos por vuestros comentarios.
Besos y abrazos.

Cuanto amor desprendían aquellas miradas de rostros con tonos sonrosados dulces y angelicales que irradiaban felicidad -Ya dudaba yo que existiese tanta perfección- Me gustaba mirarlas una y otra vez imaginando historias sobre sus vidas. Que felices se les veía, su cara lo decía todo. Seria así su vida en realidad. Las niñas y niños con preciosos tirabuzones y bonitos vestidos, las parejas de novios

Vivirían
en grandes palacios rodeados de jardines con bonitas fuentes, jardines
llenos de rosas, claveles o pensamientos como los que veía en esas
postales que cada cumpleaños les regalaban sus novios a mis tías.
Me gustaba la costumbre que tenían ellas - mis tías- de cada verano forrar sus sombreros por dentro con bonitas telas y en el fondo cosían la postal con la dedicatoria del novio, de ese modo llevaban durante todo el verano su recuerdo.
En verano el sombrero era algo imprescindible para salir al campo y debajo del sombrero un pañuelo que les cubría casi por completo la cara.
Rafaela.