No se si he dicho alguna vez que no soy miedosa. Así es, no le tengo miedo a casi nada. “Bueno si, a las enfermedades y a las serpientes”. Pero hoy reconozco, que he sentido pánico cuando al coger un calcetín, este vibraba como si tuviera vida. Lo primero que hice fue tirarlo al suelo y observar. El calcetín se movía sin parar.
A todo esto mi imaginación y mi miedo no me dejaban actuar.
Puede ser un ratón. O quizás la temida culebra...
Tranquila, me dije. Tengo que encontrar una lógica y actuar con tranquilidad.
Pero quién se atreve a coger de nuevo el calcetín. Solo podía hacerlo yo, porque no había nadie más conmigo. Así que, con mucha cautela, lo cojo, me lo llevo fuera. -A todo esto, el calcetín parecía un móvil en modo vibración- Tengo que reconocer que he pasado miedo hasta darle la vuelta al calcetín.
Y qué imagináis que me he encontrado. Un simpático abejorro, que huyendo de la helada de la noche, no había encontrado mejor cobijo que el interior de un calcetín.
Rafaela.
Pues aparte de misterio, tenía su qué, jeeeee...
ResponderEliminarUn beso.
Parece ser que este abejorro tenía mucho morro.
ResponderEliminarFeliz semana.
Cuando el frío aprieta, todos tratamos de encontrar soluciones. Seguro que buscaba unos guantes, pero "a falta de pan, buenas son tortas".
ResponderEliminarBesos.
Un pequeño susto que no pasó a mayores, cosas que pasan, Rafaela.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues menos mal que se movía, a pesar del susto, peor hubiera sido meter el pié y recibir una picadura.
ResponderEliminarAbrazo.
Je,jeje, ¡Qué buena anécdota! A mí me pasó una vez lo mismo con una bolsa en la que había metido varios libros y entre ellos había una lagartija. También me dió miedo , pero la descubrí y la liberé por la ventana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si llegas a meter el pié en el calcetín hubiera sido terrible el susto así que el abejorro te estaba avisando para que no lo hicieras.Una divertida anécdota.Besicos
ResponderEliminarJajaja. Sustazo que te has llevado. Menos mal que no fue otro tipo de hallazgo.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡¡Hola Rafi!! Yo tampoco me considero miedosa, pero ante los bichos, ¡uf!, lo soy y mucho. Yo me hubiera asustado más que el abejorro, ja, ja. Una anécdota muy graciosa, Rafi, me has tenido intrigada de principio a fin. Besitos.
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