La bicicleta y el fútbol eran su debilidad, por eso cada día
su ilusión era salir de la escuela lo antes posible y poder pedalear sobre su
bici. Poco le importaban los días fríos de invierno, ni los calurosos de verano
para perderse por aquellos caminillos entre los frondosos eucaliptos, aunque
hubiese algunos tramos de tener que cambiar los papeles y fuese él, quien tenía
que cargar a cuestas con ella.
Aquel día fue la lluvia la que le sorprendió al salir de
las clases extras que le daba su tío como apoyo a sus estudios. Y fue en un
cruce de caminos, donde casi nunca pasaba nadie, aquel día otro ciclista
cruzaba con el mismo pensamiento, bajar la cabeza bajo la capucha del capote,
para evitar que la lluvia le diese de lleno en la cara. El impacto fue brutal.
Tan fuerte, que los dos cayeron al suelo, quedando el chico sin conocimiento
durante algunas horas.
Había que llevar la noticia a sus padres, ofreciéndose un joven servicial, que no se lo pensó dos veces
y fue corriendo sin parar hasta llegar casi sin aliento. Esto ultimo, unido a
su trastorno en el habla, hicieron un drama de la situación. Suuuu hiiijo eeesta
en caaaasa deel tiiio, seee caaalló de laaa biiici, eeesta siiin seeetiiido. Cocoomo
muumuerto.
Los padres afligidos por la noticia corrieron a su encuentro. Las niñas quedaban
llorando con la duda y desconsuelo de no saber exactamente lo que le había
pasado a su hermano.
Su afición por la bicicleta creció con los años, le gustaba
y se le daba bien, hasta llego a ser conocido en su pueblo por ganar alguna
carrera ciclista. Pero las circunstancias no eran propicias para tomarse la
bici como profesión, tenia que atender el pequeño comercio de sus padres, siempre
aprovechando cualquier situación para subir a ella, como pasaba cuando faltaba
el chocolate de los regalos en la tienda. Estaba dispuesto a pedalear los
quince kilómetros de ida y otros quince de vuelta, con las dos o tres cajas del
chocolate para que nadie quedara sin el famoso chocolate y el regalo
correspondiente que acompañaba a cada tableta.
Para ti Chache.
Rafaela.
Hermoso homenaje que llega al corazón por sencillez y ternura
ResponderEliminarBesos
André
Gracias André, me hace ilusión que un gran poeta como tu me escriba un comentario.
ResponderEliminarBesos.
Hoy es el cumpleaños de mi hermana, vengo de un blog en el que su editora muestras las fotos de unos días de estancia de su hermana y llego a tu blog y me encuentro con tan bonito homenaje dedicado a tu hermano y es que la familia es el bien mas importante que tenemos y los hermanos la joya mas preciada. Un abrazo enorme
ResponderEliminarEster es cierto, la familia es lo mejor que hay y tú una amiga bloguera muy especial.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un bonito relato familiar.Besicos
ResponderEliminarPrecioso homenaje! sensible y natural, espero que disfruta de tu escrito.
ResponderEliminarBesos.
Entrañable recuerdo.
ResponderEliminarBesos tocaya.
Precioso recuerdo hacia tu hermano y su bicicleta, y es que la familia es una verdadera joya, cuando no existen envidias ni rencores, yo pienso que lo más importante en esta vida es el amor, sea de la naturaleza que sea... sería maravilloso poder hacer una cadena de amor que diera la vuelta la mundo... entonces quizá si nos viesen esos ET que están buscando y gastándose en ello millones de euros.
ResponderEliminarUn beso con mi cariño.
bonito recuerdo, y susto grande
ResponderEliminarbesos
Un emotivo recuerdo. Feliz día.
ResponderEliminarMe encantó tu relato, el homenaje a tu hermano y la foto que lo acompaña.
ResponderEliminarUn beso Rafaela.
Hola Rafi, cariñoso relato en homenaje a tu hermano.La foto me trae recuerdos de nuestro pueblo en aquellos años.¡Enhorabuena!
ResponderEliminarMuchas gracias. Yo disfruto mucho con tus recuerdos, me llevan a los míos. Besicos.
ResponderEliminarBello homenaje a tu hermano , que seguro habrá visto y estará contento de recordar contigo su afición y sus aventuras con la bici...Rafaela..Te dejo mi gratitud y mi abrazo grande por tu sentido, sencillo y entrañable post.
ResponderEliminarM.Jesús
Un emotivo , lindo y cariñoso recuerdo a tu hermano , amante de la bicicleta ( como yo cuando era pequeña) que era capaz de recorrer los kms que fueran incluso para traer el chocolate a la tienda para que nadie se quedase sin el . La foto también es preciosa , me ha encantado todo y a tu hermano seguro que le ha emocionado .
ResponderEliminarUn beso
Unos recuerdos que encadenan otros. Ese chocolate lo vendía también mi tía en su tienda-bar del pueblo, ¡entiendo perfectamente lo importante que era ir a buscarlo! aunque tuviera que recorrer todos esos kilómetros.
ResponderEliminarMucha suerte tuvo tu hermano, en esa época una bici debía ser una posesión preciosa.
Besos
Un relato tan bonito como real Rafi, me gusta como todo lo que escribes.
ResponderEliminarBesos
Josefa Juidia