viernes, 1 de mayo de 2015

EL NOGAL



Que habrá sido de aquel misterioso y viejo nogal. Tan grande como frondoso, tupido de ramosas y verdes  hojas, donde buscaban refugio las pequeñas avecillas ocultándose del aguilucho. Bajo su inmensa sombra sesteaba el hortelano después de la dura faena, resguardándose en las horas más calurosas del día. Algunas de sus robustas raíces se bañaban en el pequeño arroyo que pasaba junto a él. El agua corría clara y cantarina bajo el pequeño puentecillo hecho de un enorme tronco de árbol viejo, por donde cruzaban los niños el arroyo para llegar a la escuela. El nogal se cubría del  fruto verde, y era llegado septiembre, cuando los chiquillos emprendían la batalla de piedras para conseguir las nueces que se resistían a caer al suelo.

 No resultaba nada fácil, ya solo quedaban unas cuantas en lo más alto del árbol, pero uno de los chavales, era tozudo y no desistía de hacerlas caer aunque le costaba esfuerzo, recargaba una y otra vez su famoso tirachinas, hecho con un palo en forma de Y u horquilla y unas tiras de goma de recamara de bicicleta. Solo era cuestión de paciencia, mucha paciencia hasta conseguir que cayeran las nueces. Después había que partir las dos o tres que caían y repartir entre los niños que esperaban ilusionados como si fuera maná del cielo, y aquel muchachote, quedaba como un gran triunfador ante los demás al haberlo conseguido. 

   Rafaela


7 comentarios:

  1. Me has hecho recordar cuando iba yo en busca de higo por los caminos, la felicidad de cada niño cogiendo lo bueno que nos ofrecían los arboles en nuestros caminos.
    Un abrazo.

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  2. Yo tengo un tirachinas pero creo que ya no me acuerdo como se usa ¡Cuantos años! Un abrazo con alegria

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  3. Me lo imagino con el tirachinas ... acertar sería toda una proeza !!

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  4. ¡Y lo ricas que están las nueces de nuestras tierras! Un beso, Rafaela.

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  5. También en mi infancia hubo un nogal. Daba con sus ramas sobre la tapia de la alberca y dejaba caer algunos de sus frutos al agua. Me encantaba coger alguna de aquellas "pelotas verdes", abrirlas y descubrir el fruto aún fresco y blanco que guardaban en su interior.

    Un beso Rafaela.

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  6. Rafaela, que bien has recreado ese paisaje y la magia del instante, donde los niños cruzando el puente, apuntaban a las nueces del nogal...Lo hiciste con un encanto especial y un cariño entrañable, te convertiste en niña de nuevo y nos llegaste al corazón, amiga.
    Mi felicitación y mi abrazo inmenso por tu buen hacer, Rafaela.
    M.Jesús

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  7. Se me paso este post. Yo también recuerdo de mi niñez un inmenso nogal y a mi padre cogiendo las nueces.. Bss

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